El tema del día hoy es la paralización de la reforma del Estatuto de Galicia, la propuesta identitaria que presento ayer Feijóo, con el respaldo de todo el PP de Galicia, fue sin dudas la más atrevida y ambiciosa de las vistas en el conjunto del Estado, para reconocer la singularidad de Galicia. Galicia no podía, ni debía, fotocopiar el contenido del Estatuto de Cataluña, ni siquiera el de Andalucía. La redacción de nuestro preámbulo reconocía la identidad propia de Galicia como algo existente desde la Edad Media "una de las regiones históricas del mundo occidental", para conformar el "sentimiento nacional de Galicia". En el texto defendido por Feijóo se plasmaba un reconocimiento explícito a la tradición galleguista, y no exigía la inclusión de referencia alguna a la unidad indivisible de España, como ocurre en el preámbulo del nuevo Estatuto andaluz. Pero a pesar de todo esto el BNG quería salirse con la suya, y el PSOE no supo comportarse con la altura de miras que la circunstancia obligaba, Touriño prefirio amarrarse al sillón presidencial, que pensar que el 80 por ciento de los gallegos que creemos que Galicia es una nacionalidad histórica, y no tenemos complejo en afirmarlo allí por donde vamos.

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