Ayer participé en la reunión preparatoria, que se celebró en Barcelona, de la Conferencia Política que a finales de este mes se culminará en Madrid. En concreto mi intervención fue en la mesa redonda "los mayores, cada vez más jóvenes, cada vez más importantes", junto a Rosa Valdeón y Jorge Fernández. Dentro del área de "los nuevos retos del bienestar" cuyo responsable es Vicente Martinez Pujalte. España es uno de los cinco países de la Europa de los 25 más afectados por el envejecimiento de la población, al suponer las personas mayores de 65 años el 17,1% de la población total, según datos de Eurostat, de ahí la importancia del debate. Las reflexiones más intensas fueron en la necesidad de hacer del envejecimiento una experiencia positiva en la que las personas mayores disfruten de calidad de vida pudiendo ser independientes y a la vez productivas en diferentes ámbitos de la vida. Todo esto, sin descuidar la situación de dependencia que tienen tantos de nuestros mayores. Tanto en España como en parte de los países de la UE, el fenómeno de la dependencia se ha considerado implícitamente un problema de índole fundamentalmente privado que debe ser resuelto por las familias. Así, ya sea mediante cuidadores informales o contratando la ayuda de profesionales, bien en el ámbito doméstico o en residencias asistidas, son las propias personas dependientes y sus familias las que hoy por hoy soportan la mayor parte de los costes implicados En este contexto, no nos quedo otra que hablar de la situación de puesta en marcha de la "Ley de Dependencia", y poner sobre la mesa toda su problematica de aplicación.

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